Caminabas la vereda que hace rato no pisabas,
de un barrio mutilado por el tiempo y la nostalgia.
Habitantes despojados de sus vidas encarriladas,
No salían de sus ranchos por miedo a la matanza.

Bolsegos pintados de barro, tu chamarra desgastada,
En el ipod suena un tango con notas desafinadas.
El corazón ya no escucha esas voces que te llaman,
Que te dicen que no vayas a la fonda abandonada.

Prendiste el primer faso de esa yerba garroneada,
a los pibes de la esquina que no saben de hazañas.
De sacarlos de aquel abismo sin sueños ni esperanzas.
En tu manga esta el As para ganar la batalla.

El destino te acompaña con andar cauteloso,
no quiere abandonarte aunque sabe de tu escollo.
La respiración es lenta y el silencio se oye.
Ya casi es la hora, faltan 15 para las doce.

En la puerta de la fonda, tu espalda se congela.
Una gota de sudor que traiciona tu cautela.
La niebla es su aliada, oculta su presencia.
Y un olor a muerte joven a tu nariz se aferra.

Esta allí la extraña dama, vestida de misiadura,
Con su túnica negra y en su cara la blancura.
Bronceada por la luna, palidez de la noche,
Que no sabe de reproches a la hora de las brujas.


De Javi Scagnetti 

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