Charly

Cerrito.
Observé distintas maneras de dormir.
La gente duerme con la boca abierta.
Con la boca cerrada.
En forma agotada o placentera.
Algunos escuchan música cuando duermen.
Muchos simplemente cierran sus ojos.
Cerrar los ojos no implica dormir.

Yo voy sentando en el medio.

Veo desplomarse en el hombro de un viejo
la cabeza de una muchacha perdida
en las fases del sueño.

El sereno avance del transporte en la autopista
perfecto inductor del sueño
se invade por los resaltos en los peajes.
Siento que la gente paga para dormir y no para viajar.

Me pregunto si todas las personas que van durmiendo
estarán soñando.

Yo no quiero quedarme dormido,
en realidad no puedo quedarme dormido
por dos motivos.
No sé como dormir en una combi.
No sé donde me tengo que bajar.
El primer motivo alcanza como justificativo.

Charly es el conductor.
Los crónicos pasajeros le golpean el hombro
o le dan un beso.
Yo simplemente digo: Hola.

Charly es simpático.
Charly también quiere dormir como los pasajeros
por eso lo hace en intervalos de uno o dos segundos.
Charly trabajo más horas que cualquiera
de los que vamos acá sentados.
Alguien debería ofrecerle una cama a Charly
o conseguirle un reemplazo.

Decido acercarme para hablar con Charly.

Era demasiado tarde para frenar.