Memorias de las lágrimas


Primer hoja de una agenda gastada

El fantasma sigue en pie, por más que intente esquivarlo, él sigue ahí. No puedo escapar, intento reírme con amigos, tomo unos tragos pero haga lo que haga sigue firme mirándome de espaldas. Escucho los consejos comerciales de algunos extraños que vaya a saber uno porque acude a ellos esperando una solución. Será la desesperación, será que los verdaderos están perdidos, será que ya escucharon los lamentos de perros y les soltaron las cadenas que privaban su propio accionar, será que los juegos de victima ya no son creíbles o será que nunca vieron correr la sangre. Me agoto. Intento olvidar pero no puedo. No meten la pata  los recuerdos que provocan el susurro de una situación incómoda, todo el tiempo están presentes. Llega la noche. Pensé que estaba en la misma soledad que esta desmarca acostumbrada a mis casos.
¿Cómo hicieron los poetas para librarse de ella?
¿Cuánto hace que no duermo? 
Me di cuenta que hace mucho que no me miro al espejo.
Cuantas preguntas y tan pocas respuesta ¿era esto alejarse de vos?

Al margen
No doy mas, necesito dormir.

Relato de un amigo santafecino

Siempre es bueno conversar con los amigos, sobre todo si uno se puede soltar y puede tocar cualquier tema sin sentirse un idiota. Eso me pasaba a mí con Juan, lo conocí aproximadamente  diez años atrás un día de lluvia en una charla sobre discapacidad motora, inmediatamente intercambiamos opiniones sobre la problemática del seminario y fuimos a tomar un café. Con el correr del tiempo nos hicimos amigos y cada momento que teníamos hablábamos  de cosas de la vida, sobre todo de las mujeres, el amor y el futbol. El estaba de novio, nunca andaba bien con ella pero repetidas veces aclaraba que ya iba a solucionar los problemas. Una tarde de diciembre, esas que las cotorritas hacen turismo y la nostalgia de fin de año ronda por la cabeza de todos lo cruce en una plaza, andaba descalzo con una jean cortado hecho bermuda, una musculosa y una cerveza en la mano. Me senté en el banco junto a él, me miró, me dijo que no quería charlar conmigo, me pido que me vaya pero antes me recordó una frase “si de un invento te declaran culpable, por supuesto que lo vas hacer, el tema es que es un invento”, me fui…
No lo volví a ver en un año.

Anotaciones de un cuaderno de la facultad

Jueves 8/4 primer parcial. Maca! Alvear  numero833. Manu Chau! Ponele onda profe!
Y morirme contigo si te matas. Cualquiera es cualquiera y encima lo niega. Pedir fotocopias a Maxi.
Asado y vino. Espirales. Manu avísame que haces a la noche, chao! Fotocopias. Cel Carla 345897609. Fiesta Salón de patín. Fotocopias!!! Extraño!

Algunas observaciones

Juan tiene el aspecto de un bohemio sin fe, tiene estado de alegrías y estados de tristezas, tiene la desventaja que toda emoción se la trasmite a su cara, lo que los conocen bien saben cuando el está bien, saben cuando él está mal. Nació en un pueblito cerca de 9 de julio, criado por sus abuelos al fallecer sus padres en un accidente automovilístico, tiene dos hermanas, Claudia y la recientemente casada María. Estudia Educación física en Buenos Aires y trabaja en algunas obras de teatro. Vive solo en un departamento cerca de la cancha de Boca y le gusta jugar al básquet.
Le gusta el rock nacional, los asados y es amante ahora que puede del buen vino. Es soltero y hasta hace poco estuvo saliendo con una chica llamada Magdalena.

Por las noches

Entre tanto sueño perdido
hoy me fijo en el destino
que no es lo mismo pensar
un futuro sin vos.
Y pensando en el pasado
no hay presente sin mañana
no hay luz resplandeciente
no existe futuro sin vos.
Con mi falta de voluntad
ya perdí las esperanzas
del futuro compartido
si hoy estoy sin vos.

Relato de Magdalena

A Juan lo conocía ya desde algunos años, en un pueblo es fácil conocerse todos. Nunca supe si lo entendí del todo, lo entendí a medias o no lo entendí nunca. Siempre el me decía que las locuras que el anunciaba algún día se harían realidad, por supuesto que las cosas que pasaron después de la separación nada tiene que ver con lo que el promulgaba como loco o es mera coincidencia. No sé.
Tuvimos una relación de cuatro años con una separación en el medio, donde yo conocí a una persona, persona con la que no paso nada, eso nunca supo cerrarse para él. Siempre en los cuatros años fue una relación llena de conflictos, discusiones que armaban grandes peleas pero todo pasaba cuando simplemente nos abrazábamos y nos besábamos, eso, al menos un rato, hacia la relación que cualquier chica haya soñado alguna vez. Los últimos momentos nuestros fueron de desgano y forcejeo, una noche de primavera a las cuatros de la mañana, nos miramos con los ojos llenos de lágrimas, nos abrazamos y supimos que esa noche era la última que estaríamos juntos. No lo volví a ver más. Seis meses antes  de su internación me llego una carta.

Las últimas palabras

Hay historias que no se cuentan y aunque parezcan cortas son eternas.
Los errores cuestan caros, suceden sin darnos cuenta, hay heridas sin pensarse que solo el tiempo cicatriza.
Las hojas que se caen en esta plaza extraña, los autos giran alrededor de mi como el mundo que tuviste alguna vez. La voz interior se canso de gritar y esos gritos en silencio retumban en los ecos de una avenida que no me ve pasar. Espero con aires buenos los días que se van pasando y en ese galope dejan la esperanza de un futuro mejor.
Ya no te veo como antes por los mismos lugares en que solías pasear y lo contrario de cruzarnos es que siempre nos pensamos.
Días enteros planifique una confesión, armando mentiras para poder vendértelas y esa noche que te cruce me di cuenta que las últimas palabras quedan en las miradas.
Ahora que paso la tormenta en los días que fueron nuestros dejo muertas las almas enamoradas y el sol salió para uno de los dos. Deseo de todo corazón que si algún día miras al pasado, puedas sostener una sonrisa, al menos por los momentos de los abrazos donde éramos dos en uno, te pido perdón por todo lo que hice mal, siempre vas a ser mi angelito, te quiere como siempre…    Juan.
    


Memorias de las lágrimas

Pasaron los pelotones suicidas
Pasaron los veranos de transpiración
Pasaron los cruces declarando la realidad
Pasaron las acrobacias para robar continuidad
Pasaron las cosquillas para tirarnos pedos
Pasaron las preguntas delirantes de una persecución
Pasaron consejos de mala voluntad
Pasaron los pedazos de mi destrucción

Pasaron como quien pasa por la vida en un segundo, las cosas que creías se deterioran y nace la herida del sentimiento que mañana habrá sanado, las promesas regaladas con un mito en el pasado y una estafa que no es mía.

Pasaron los días de una guerra interminable
Pasaron los inviernos congelados de abandono
Pasaron las miradas de un adiós de mala gana
Pasaron los desfiles de risas eternas
Pasaron las creencias de tanto reventar
Pasaron las palabras que decían los demás
Pasaron los pedazos de mi corazón

Pasaron como el agua que fluye por el rio turbulento, el amor que sentís desaparece y buscas algún consejo en amigos ejemplares que te dan la razón, sin pensarlo demasiado: “deja el dolor en el pasado que la estafa no fue tuya”