Víctima en las alturas

Ya cansado de caminar, de andar y de andar. El equilibrio no siempre aparece después de una perturbación. Las palabras en cada lluvia, en cada desaparición. 
Hoy estoy cansado y es de verdad. Ya no dudo, ya no juego y no amago al volar.
Lo que se deja en el tiempo son recuerdos que algún día en la nostalgia de volver atrás siempre van a estar. Hoy estoy cansado de tanto rodar, de golpearme entre los besos, los suspiros, los abrazos que nunca supe dar. Ya miro las cosas y disfruto lo sencillo, de emborracharme con extraños y que no los vuelva a ver. Qué pena tantos años caminando en la ceguera, de dejar las risas y las buenas compañías, que por loco pero bueno, deje en la melancolía de estas flores de febrero. 
Los eternos que conocen el camino anestesiado, ya no nutren estimulantes para seguir hablando con la pared. Estoy cansado y no miento, hoy no voy a estar en tu cabeza. 
Entonces, lo que fue no está, lo que dejó se fue y lo que queda es la realidad.
Dos extraños que siempre se conocieron se dicen en los ojos: esos días que no volverán. Si el fuego es de a dos, el fuego se apagó y las cenizas se volaron en el viejo ventanal. Como pasa el tiempo en tantos momentos, como pasa tu vida en tantos lamentos. Dos que ya no son dos, uno que se queda en los bares y el otro que se queda en las alturas. 
Juegos de reducción en transformación de víctima sentimental.

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