Heces
En la ciudad de Paula Chave
los inodoros están mas altos que los culos.
Todos se reúnen en el mismo escritorio
y algunos se tragan la s.
En la ciudad de Paula Chave
no existen los Bioy o Casares,
no existen los Joyce y Eliot,
se juntan en la misma barra pidiéndose el mismo trago.
En la ciudad de Paula Chave
es más fácil reír que llorar.
Después de Binelli se van a dormir,
se limpian la boca con mierda de los demás.
En la ciudad de Paula Chave,
las nenas se llaman Paula,
los nenes se llaman Piter.
Son idolatrados por el círculo vicioso de chuparse una verga.
En la ciudad de Paula Chave,
se tragan las heces y también las escupen.
Del amigo viejo y peludo Oscar Ghozo
los inodoros están mas altos que los culos.
Todos se reúnen en el mismo escritorio
y algunos se tragan la s.
En la ciudad de Paula Chave
no existen los Bioy o Casares,
no existen los Joyce y Eliot,
se juntan en la misma barra pidiéndose el mismo trago.
En la ciudad de Paula Chave
es más fácil reír que llorar.
Después de Binelli se van a dormir,
se limpian la boca con mierda de los demás.
En la ciudad de Paula Chave,
las nenas se llaman Paula,
los nenes se llaman Piter.
Son idolatrados por el círculo vicioso de chuparse una verga.
En la ciudad de Paula Chave,
se tragan las heces y también las escupen.
Del amigo viejo y peludo Oscar Ghozo
Hoy
Hoy no voy a escribir de las calles vacías, de las hojas que volaron, del fuego prendido que arde en las entrañas.
Hoy voy a dejar la poesía podrida, la que rebusca ilusiones, la que juega con palabras para perturbar el corazón.
Hoy no doy las señales de que estoy agobiado, que la vida es una puta con las piernas cerradas.
Hoy voy a dejar la poesía podrida, la que rebusca ilusiones, la que juega con palabras para perturbar el corazón.
Hoy no doy las señales de que estoy agobiado, que la vida es una puta con las piernas cerradas.
Hoy no voy a escribir nada que tenga que ver con ustedes, con los conflictos de la moral y los enredos del cerebro.
Hoy no voy a jugar con las rimas peligrosas, con lo que me callé en la vida cotidiana, con la exclamación que espanta más que una risa a la mañana.
Hoy no quiero decir lo que no se me va a entender, lo que desconocidos siempre van a juzgar.
Hoy no pienso salir de esta habitación, no quiero ver si todo esta bien.
Hoy no voy a escribir para que me comprendan.
Hoy me reviento contra el piso y saco los pensamientos gritando pero hoy no voy a escribir.
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