Reflexión de la partida

Es el honor o la verdad, lo que pesa en la mirada es en realidad que te vas. Logré cambiar un buen abrazo por el orgullo con el que te vas. Ahora ves, lo dije ayer, lo hice bien, pude callar. El que espera también se fue, pudo mutar en alegrías a medias porque te vas.¿ Y por que te vas? Si solo fueron frases sin terminar, promesas sin cumplir, milagros inexistentes, alturas sin precipicios. Es lo que quedo en el tintero, de la pluma y las palabras, son los ojos tristes que no pegan con una sonrisa dibujada entre tanta tempestad, así te vas. Así te vas, dejando preguntas sin respuestas, convencida de que tus errores son lineales y no cíclicos como los míos,  te vas por no soportar la razón que te invade entre tanta reflexión de noches oscuras, sin luz y sin calor. El amor deja de ser sentimiento para pasar a ser emoción y de a poco, como las mañanas que fuimos uno, que eran lo último de las largas tardes charlando, se va haciendo una partícula de algo donde la cicatriz volvió a ser herida, que queda abierta por la incertidumbre que deja la duda cuando nunca deja de serlo para llegar al punto común de la verdad. Te vas y entre tantos lamentos en vano queda lo que pasa cuando aparecen puntos suspensivos y la caricatura no aparece en ningún cuadro, te vas siendo la guionista de tu propia realidad. Pero igual te vas, sin piedad, pero tal vez, tal vez... con un poco de amor. 

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