Dunave


Después de prendernos fuego, de dejar los caminos embarrados y cada historia en su destino, te recuerdo así, cargando razones como locos o borrachos, como reinas o travestís, como conocidos o extraños.
Alguna veces estabas roto y otras tantas entero para llevarnos rotos.
Quedan en las memorias de tus andanzas la sangre corrida por festejos interminables, la pasión que jamás se vio en otro piloto se plasmaba en las curvas a los encuentros que llegaban al umbral de los recorridos hechos una y otra vez sin quejas.
Desde la distancia te esperábamos para que abras alguna herida y cierres otras. Eras el lugar de las confesiones que salían desde los lugares mas oscuros de nuestros pensamientos. Allí los duelos eran concluidos en la oreja de algún amigo y las madrugas se resumían por los estallidos de alguna copa. Hay un actor que se repite en las horas compartidas, hay alguien que fue testigo de las grandes hazañas de cada uno. Hay atrás de la puerta de nuestro corazón, el duna aventurero que nos domó mas de una vez.

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