Apocalypse Ranch

Dormía demasiado bien, entre tanto horizonte rojo.
Seria el último eslabón de lujo 
de un país que pudo ser.
Se despertaba bostezando
mientras las llamas 
acariciaban las ventanas.

Se licuan los huevos, 
en una merienda de paisanos futboleros.
Es la vida de un pueblo dormido por el caldo de tierra 
a falta de agua.

El fuego le quema las pestañas mientras bebe un sorbo de vaselina.
Y todo patina en un rincón de ladrillos a la vista.

Los cuatro jinetes del apocalipsis
pasan a beber una copa.

Hay algarabía en su mente en blanco sobre un futuro negro 
que ni un poeta puede predecir.
Entonces los finales perdidos se encuentran en la certeza de la institución.

Todo alrededor
reducido en cenizas 
y él busca mojarse el pelito.

Mano a mano con las cartas calavera que chilla, se recrudece en una mirada: 
ojos llenos de lágrimas
observando
un bichito de luz
al final de todo.